¿Cuántas veces hemos escuchado que las juventudes son el futuro? En mi opinión, las juventudes son el presente. Siempre he estado de acuerdo con otorgarles oportunidades laborales a las nuevas generaciones, ya que una cosa es el conocimiento que adquirimos de nuestra formación escolarizada y otra, la que obtenemos de la experiencia y la práctica día con día.
Estas son dos condiciones muy distintas, en la formación académica nos dan el conocimiento y las herramientas, nos enseñan las técnicas que deberemos emplear en nuestra vida laboral y, si fuimos afortunados de tener una excelente educación, además nos instruyeron para utilizar la lógica y la razón en la solución de problemas, en ser creativos para crear soluciones, encontrar patrones, innovar, todas aquellas aptitudes y habilidades que son indispensables en cualquier rama o sector en el que estemos trabajando.
Una vez que nos enfrentamos al sector productivo, nos damos cuenta de que las situaciones no son como vienen en los libros, que no hay parámetros exactos ni métodos que se adaptan al 100 por ciento a las situaciones que se presentan, en especial si el ramo en el cual estamos es relativo a las ciencias sociales, ya que, al no ser una ciencia exacta, son múltiples variables dinámicas las que hay que considerar, cambian constantemente y son afectadas por factores externos e internos.
Sin embargo, hay una cosa que no se enseña en ninguno de los dos lugares, el esfuerzo, las ganas de hacer las cosas bien, el amor por el trabajo, el hacer tu máximo día con día, el trabajar para tú éxito y el de tu institución, y si ésta incluye beneficio de terceros, como en el caso de los ciudadanos en el sector público, es trabajar por el bien común.
Lamentablemente la mayoría de los jóvenes que me ha tocado conocer en el sector laboral, piensan que lo sabe todo, creen que están descubriendo el hilo negro, no aceptan recomendaciones, cometen los mismos errores que se cometieron por los mayores hace años en lugar de aprender de su experiencia, no quieren comenzar desde cero, quieren llegar directo a puestos de jefaturas y directivos. No hay mejor manera de conocer una institución, pública o privada, que empezar desde abajo, para conocer el proceso operativo, los vicios, identificar pros y contras, y, si eres lo suficientemente bueno y tu motivación es la adecuada, ir creciendo profesionalmente y como persona, aplicar lo que sabes en la resolución de los conflictos, y cuando por tus propios méritos llegues a la cúspide, llegarás con la experiencia y el conocimiento necesarios para hacer los cambios fundamentales precisos para lograr maximizar los beneficios para la mayoría.
